La comunicación es una habilidad para la vida y la aprendemos con los agentes socializadores primarios, es decir, la familia, la escuela, el colegio, entre otros.
Este aprendizaje se da en el ámbito formal e informal, y puede o no ser adaptativo.
Si sientes que no puedes poner en palabras lo que piensas y sientes, si no puedes comunicar claramente tus necesidades e intereses y tiendes a ser complaciente para evitar conflictos, necesitas ayuda.
Esto puede provocar que aceptes acceder a situaciones o acuerdos que son abusivos hacia tu persona o que no reflejan lo que realmente quieres.
Por el otro lado, si tiendes a imponer tu punto de vista, te cuesta hacer una lectura empática de quienes te rodean, si te cuesta escuchar las necesidades e intereses de los demás, si tiendes a imponer tu voluntad, necesitas ayuda.
Es posible que parezca una postura ganadora, porque por lo general consigues lo que quieres, pero las personas se mantienen a tu alrededor probablemente porque no tienen opción. Quienes verdaderamente te quieren podrían sufrir por estar a tu lado. Al establecer relaciones verticales, éstas tenderán a ser disfuncionales.
No creo que alguien genuinamente desee uno de estos dos escenarios.
Afortunadamente esta competencia puede ser desarrollada o fortalecida aún en la vida adulta. Con voluntad y acompañamiento profesional es posible.
Busca ayuda para ti o para los tuyos.
¡Ánimo! Siempre hay una esperanza.
Cuídate. Cuídalos. Cuidémonos.
El bienestar es cosa de todas y todos.
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