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Un grupo de personas en un departamento o área de la organización, no necesariamente funcionan como un equipo. Lo que distingue a un grupo de un equipo, es que este último es más que un puñado de personas que siguen órdenes mecánicamente, cumplen una tarea con desgano para salir del paso, hacen lo mínimo necesario para no ser despedidos y están obstinados de presentarse a las ocho de la mañana a trabajar.
Un equipo, aparte de conseguir que la suma de sus esfuerzos individuales derive en sinergia, tiene beneficios a nivel individual, como tener personas que son más felices, disfrutan los desafíos del trabajo, se comprometen con su organización.
Los equipos se ponen como metas relativamente más ambiciosas que los equipos comunes ya que se aprovechan efectivamente la diversidad de habilidades y experiencias de cada uno de sus miembros. Como resultado sus miembros se cohesionan y se genera interdependencia entre ellos.
Estos equipos tienden a enfocarse en aportar soluciones de problemas en tiempo real, son más flexibles y responden a las demandas cambiantes del entorno del negocio. Los equipos con altos niveles de desempeño, generalmente se divierten mucho más en el trabajo, que los equipos de bajo desempeño.
Un grupo, antes de convertirse en un equipo, pasa por cuatro fases, que incluyen:
Cuando se llega al nivel de desempeño, funciona de forma eficiente ya que cada miembro del equipo antepone sus intereses personales por los intereses del equipo. Las personas experimentan un profundo sentido de pertenencia, propósito y compromiso.
Son muchas las ganancias de mantener trabajando a un grupo de personas como un equipo y hay un rol sobre el cual recae la responsabilidad de desarrollar el equipo, motivar a sus miembros y conseguir llegar a su óptimo desempeño: la gerencia a cargo.
Si un gerente es un líder, este tiene la capacidad de reconocer que cada persona traerá al equipo sus habilidades, competencias, experiencias que enriquecen y son aprovechados por el equipo, dando mejores resultados de los que conseguiría la persona fuera del él.
Es deber de las compañías elegir apropiadamente a los gerentes, no por antigüedad. También es parte de la responsabilidad de la empresa capacitarlos y proveerles experiencias que les permiten llegar a ser los líderes que necesita para aprovechar el potencial de sus colaboradores y convertirlo en una ventaja competitiva. La literatura dice que sólo en 30% de los líderes tienen estas características de forma innata, el 70% restante puede desarrollar estas competencias laborales tan importantes.
Es aquí donde el coaching se convierte en una gran herramienta, en el desarrollo de competencias de liderazgo, siendo un aliado innato de la organización, la cual a través de la capacitación de los gerentes no solo promueven el bienestar de sus colaboradores, sino que, al existir un equipo de trabajo de alto desempeño, se desarrollan las condiciones idóneas para la creatividad e innovación que son tan importantes en las empresas hoy en día.
Recuerde, cada empresa se merece los líderes que tiene.